jueves, 28 de febrero de 2013

Plegaria



Pido tan poco, porque necesito menos, y aun así tú me lo quieres arrebatar.
Parece que hago mal en cantar mis canciones; será mejor que me encierre en el cuarto a llorarlas, y cuando se me caigan los ojos y la voz de puro seco ya no podré verte, ni tu querrás mirarme.
Me llamas egoísta porque doy, siendo tú quien no quiere recibir, que te cierras en tus bandas y en ti mismo, y de ahí ya no quieres salir. No entiendo por qué, pero no soy yo el que merece vivir así.
Cuántas las veces que habré pensado en irme,
y tú lo deseas.
Cuántas las veces que me vi pasando frío en la intemperie,
y tú lo deseas.
Tal vez merezca la pena, por no ver tus manos en mi cuello, ahogándome, haciéndome tragar la arena de mis fallos que no son tales, sino mis estados animales manifiestos de puro arte, pues por algún lado he de evadirme de la falta de padre.
Deja a tu padre aunque sea un burro, y ¿Qué hacer si asustado de su propio rabo corre hacia la caída del acantilado? ¿Qué hacer si al girar en la noria o al tirar del arado, no hay simiente que moler, ni grano haya plantado? Deja a tu padre, aunque sea un burro, mas viendo el sinsentido y a veces la contradicción, argumento hacia tus largas orejas en una triste y vana oración.
Fallos tengo, como todos, mas no tan graves, que de un pequeño grano una montaña haces y me la cargas a los hombros como si no tuviese suficiente peso encima de mi quebrada espalda con mi vida, mi pasado, y lo que me queda por delante.
Algún día, supongo, llegaras a comprenderme si es que lo intentas mirando en tu interior. Tal vez algo encuentres a tientas, algo importante que perdiste, que denota una falta, un hueco en la esencia, en el alma, y llegará el arrepentimiento, pero para entonces los perdones ni harán falta ni son ciertos.
No pretendas cambiar lo que soy, a no ser que te cambies primero a ti mismo, pues yo soy tu semilla, plantada, crecida, alimentada y olvidada, y por lo tanto yo soy tú. Yo soy tú y tú eres yo. Y tanto el uno sin el otro no somos lo que somos, sino nada. 

Paulus. M


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