viernes, 30 de septiembre de 2011

Altibajos



La vida es lo que tiene, que tan pronto estás en la cresta de la ola, en tu propio cenit, como te hundes en el más mísero de los fangos y te ahogas. Que suspendes el carnet de conducir, pues te vienes abajo con todo el equipo. Que apruebas unos exámenes y alguno de ellos con nota, pues vuelta a ver la luz. Que te hacen esperar más de un mes para poner Wi-fi en casa y cuando por fin llega el router (que tienes que instalar tu mismo) te dicen que tienes que esperar otros diez días por un sms de nada que confirmará la activación, pues ahí ya si que te acabas por desesperar. Que a la salida del ensayo te encuentras con la señorita Morricone, pues otra vez arriba.

Y es que la vida no es plana, la vida lleva intrínseca una función sinusoidal de acontecimientos. Aunque no siempre de la misma intensidad, los sucesos te llevan a diferentes estadios de emociones. Además tampoco siguen una periodicidad, sino que, a su libre albedrío, las bajadas se amontonan en temporadas salpicadas de pequeños momentos de felicidad, y las subidas se ven interrumpidas por ínfimos descensos sin importancia.

Llamadme loco si queréis pero creo que a la vida en general habría que aplicarle un condensador. Que al nacer, los bebés trajesen su propio condensador bajo el brazo, así la función seno de la vida dejaría de serlo, para subir una vez y descender muy lentamente sin llegar a pasar ese punto en el que las cosas comienzan a ser malas para volver a cargarse al nuevo paso de la onda.

Quizá alguno se vea abrumado por esta aplicación de la electrotecnia a la vida diaria, pero no es más que una basura de metáfora, aunque no creo que llegue ni a eso, sería más bien una analogía un tanto cochambrosa.

Sea como fuere, me gustaría acabar con una frase que escuché ayer.

"Soy feliz porque sigo sufriendo, pero no me importa"

Cada cual que opine lo que quiera.

Loch Lomond - Wax & Wire    (Grooveshark)




Paulus M.