martes, 27 de julio de 2010

El planeta Atempus

Iba dando un paseo, caminaba con las manos a la espalda tarareando una cancioncilla. Observaba el curvado horizonte ahora con los tres soles atardeciendo. Se sentó en un pequeño banco de madera para admirar el paisaje. Pequeñas casas ovoides acristaladas salian del suelo de hierba pajiza. Todas tenian unos grandes jardines con porches donde la gente solia sentarse a descansar. Los árboles, que daban sombra a los agricultores, eran todos rojizos, de hoja muy castaña y caían todos hacia el lado del sol como si un eterno viento les estuviese empujando.

Reanudó su marcha y a su paso los soles fueron ocultándose por el horizonte hasta que el cielo quedó cubierto de estrellas. Siguió por el camino que estaba iluminado por una bóveda de pinos fluorescentes. Comenzaba a hacer mucho frío. La hierba que crecía aqui era azul y estaba salpicada de puntos brillantes. Todos los insectos tambien relucían porque se alimentaban de la resina de los pinos. Pronto aparecieron las primeras construcciones, eran una especie de igloos de madera dentro de una gran cúpula acristalada. Cruzó la puerta de la cúpula y una bocanada de aire caliente le golpeó en la cara. Dentro se estaba mucho mejor.

Continuó su paseo saliendo por el lado contrario de la bóveda. Aquí corría una ligera brisa que helaba. Un amplio pasto cubierto de rocío daba la entrada a un amanecer de tres soles simultáneos. Un joven pastor estaba sentado en una de las colinas vijilando a su rebaño de yaks mientras mascaba la savia de la zapota.
Los ancianos del lugar iban en grupo dando paseos descalzos, notando cada gota de rocío en los pies, y charlando de juventudes.

Siguió caminando y la hierba comenzó a volverse arena. Los soles giraban ahora por encima de su cabeza achicharrandole la nuca. Prontó llegó a la entrada del tunel. Bajó por las escaleras mecánicas y comenzó a notar aquel frescor típico de las bodegas. Recorió algunos metros por la cavidad y llegó al pueblo. Casas directamente escavadas en la roca cubiertas por un techo común que evitaba que la arena del desierto cubriese la población. Todo estaba suficientemente iluminado, aun así todos los residentes llevaban gafas, sufrian alopecia, eran extremadamente blancos de piel y se no levantaban más de metro diez del suelo por la falta de sol.

Salió de las profundidades del desierto y regresó a su banco. El ocaso era su hora favorita.

P.D: Aprovecho para añadir la colabroación que hizo El Traste Nº 27 en "El País de los Bosques":

Por qué Malena


Canción recomendada: Richie Havens - I Can't Make It Anymore

Escuchar en Spotify 

Video de la canción: (Woodstock 1969)



Fdo. Paulus Magister