¡Yerra! ¡Yerra y muere!
¡Yerra! Que es ahí donde te duele.
Que no hay perfectos pretéritos que cuelen,
como suelen, las mentiras funestas que ya huelen.
Muelen sesos en la rotativa incansable.
¡Qué sean solo verdades todas aquellas voces que se hablen!
Que no haya fallo ni enmienda, que es cosa en balde,
pero más vale tarde, que nunca ver la llama que allí arde.
Puede que haya pena, dolor, o frustración,
mas nunca vergüenza; que todos erramos
por afición, falta de atención o de cabeza.
Y no es el fallo de esta componenda el quicio,
sino de todos los demás, divino el juicio.
Entes ulteriores de suprema sapiencia
que todo lo basan y sustentan en la ciencia
de la razón de peso, y entre fallo y fallo yo,
(que a veces pienso) siento la presencia
del ñasco hambriento que alimenta
el estómago incorrupto del ser perfecto.
¡Yerra! ¡Yerra a todo momento!
¡Yerra! Que solo vives una vez
y nunca sabes si haces lo correcto.
Paulus M.
A todo aquel que se haya equivocado alguna vez.
Joan Manuel Serrat - Cantares