De arriba a abajo: Siempre con capucha,
como un duro casco de algodón contra las críticas y juicios que
caían sobre su cabeza. Gafas de sol que filtraban sus prejuicios,
haciéndole ver la realidad tal y como era, fuera ya de las cavernas.
Una bufanda que le aclaraba la voz de tal manera que solo podía
decir verdades. Su chupa de cuero le protegía, cual cota de malla,
contra los puñales de la calle, contra las desazones de la raza
humana, contra la pérdida de la esperanza, para lo que mantenía
siempre su corazón caliente. Un colorido cinturón, evitaba las
caídas estrafalarias de moral y las decaídas en el ánimo. Vaqueros
raídos y ajados por los años y los pasos, le llevaban allá donde
debía estar, en el preciso momento en el que debía aparecer. De
lana gruesa los calcetines dispares que mantenían a salvo sus
dedillos olorosos de las mordeduras de las ratas trepadoras, que
vagan por la ciudad con traje y con corbata. Y por último, unas
botas montañesas cuidaban sus pies de humedecerse en los charcos de
lágrimas de la infinitud de personas que padecen éste mundo y ésta
clase de vida.
Lo triste y contradictorio es que, a
pesar de que él era feliz, el resto de la humanidad le tachaba de
loco y paria abandonado; solo porque no tenía un puto duro.
¡Qué les zurzan! Allá vivan ellos
con su doble moral hipócrita y cínica, hablando verdades falaces y
estridentes, que rechinan en los oídos de cualquiera que escuche,
que hace retumbar los cimientos de la pura lógica y de la razón.
¡Basta ya de tonterías! La vida es algo serio que hay que tomar a
risa. Puro delirio es la medicina que necesitan. ¡Qué jueguen los
niños! ¡Qué jueguen! ¿Y los no tan niños? ¡Qué jueguen
también!
Cuanto mal hacen las expectativas.
Castillos en el aire. Burlas de nuestra psique que desea lo que no
puede alcanzar, en vez de disfrutar de lo que le viene dado. Ya se
encargará la vida de proveer, pero hay que ver los guiños que nos
hace, sino... perderemos nuestro turno y llegará esa hora maldita y
temida que siega las almas del mundo. Y los que fueron tristes se
alegrarán de que acabe su tristeza. Y los que fueron alegres son
indiferentes ante ella, pues ya conocen lo que trae.
Paulus M.
Éste es un pequeño texto presentado a concurso. En principio el fallo del jurado es hoy. Editaré la entrada cuando conozca el resultado.
No hubo suerte. Supongo que otra vez será, no por ello voy a rendirme.