Me duele la cabeza. He pasado toda la tarde frente al libro y las letras se derriten, incomprensibles, sobre mis manos. La tinta me come los dedos y tengo ampollas en los ojos de tanto leer. Ya ni el ansia de conocimiento me invita a seguir. Mi mente me pide descanso.
En una semana volveré a jugarme un año de mi vida. La ruleta rusa de los test, la espada de Damócles sobre mi nuca en los desarrollos, y todo para juzgarme.
¿Quién es un pedazo de papel escrito para valorarme?
Podría ponerme a filosofar sobre lo mal estructurada que está la educación, pero prefiero posponerlo para cuando abra una nueva sección en el blog, que está en proyecto (Aunque parece que la subvenciona una diputación. Por la lentitud, digo...). Aunque prefiero posponerlo para cuando tenga tiempo, que ahora he de hacer caso a otras prioridades.
Malditas obligaciones ¿Quién las inventó? ¡Que lo ajusticien!
Dame tiempo para el arte y deja de imponerme tu sistema cruel y explotador, Mundo. Déjame tiempo para crecer como persona y no me hagas menguar con deberes que opriman mi ser, Mundo. Quiero vivir, y tú, Mundo, me matas.
Recomendación - Dvorak - Sinfonía del nuevo mundo
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Paulus M.